Es difícil superar en Conmebol los aspectos estrambóticos que relucen día a día en todos sus aspectos, pero lo sucedido con la comisión arbitral en esta última semana solo se puede resumir con dos palabras: ilegalidad e hipocresía.
Empezaré por la palabra más fuerte: ilegalidad. Es un despropósito hacer caso omiso a los reglamentos de competición, especialmente cuando en los últimos años la comisión de árbitros los ha acomodado para hacerse la vida más fácil. Eliminaron la normativa que impedía que un árbitro local dirigiera un duelo entre equipos de su país hace un par de temporadas, por poner un ejemplo. Designar a un trío de árbitros (central, asistente 1 y asistente 2) de países diferentes rompe absolutamente con las reglas, y que más triste que los encargados de hacerlas cumplir las pasemos por desconocidas y quebrantables. La designación para el partido entre Deportivo Tachira e Independiente Medellín es ILEGAL, sin adornos ni excusas.
Pero es aún mejor la excusa para poder quebrar la regla: si, hay muchos árbitros ocupados en partidos internacionales, pero aparentemente los únicos que hacemos una PRETEMPORADA cuatro semanas después de haber iniciado competiciones somos los árbitros de Conmebol. Si, los dos asistentes internacionales que no están designados por Uruguay tienen un compromiso impuesto por la misma comisión de árbitros que decidió violar sus reglamentos ante tamañas incoherencias.
Pero, lo curioso del caso es que analizar a fondo el caso me llevó a usar la segunda palabra para describir a esta comisión de árbitros: HIPOCRESÍA.
Salimos a celebrar cuando la FIFA llamó a Claudia Umpierrez a sus últimos dos mundiales sub17 y, aún más, en este último llamado en el cual le dieron partidos interesantes. Somos felices hablando de inclusión de género, de las mujeres en el mundo machista del fútbol, pero, ¿no era este el momento perfecto para incluir una gran asistente como Luciana Mascaraña en el trío con Andrés Matonte? ¿No sería esta coyuntura el momento perfecto para designar mujeres que ya tienen una experiencia en partidos masculinos de primera categoría en las designaciones? En vez de mandar al venezolano Juan Soto con un trío paraguayo a Ibagué, o al chileno Bascuñan con el trío encabezado por Eber Aquino teníamos la oportunidad perfecta para acercar a una arbitra dedicada como Zulma Quiñónez, quien ya realiza labores en la máxima categoría del fútbol paraguayo.
Sin embargo, lastimosamente, la hipocresía de esta comisión va más allá de la equidad de género: desde el año pasado esta misma comisión eligió 12 árbitros centrales para participar en el Torneo PreOlimpico sub23. Hizo con ellos una pretemporada en el hermoso eje cafetero de Colombia, pero en la fecha final la falta de confianza en sus árbitros hizo que llamaran dos árbitros más para los últimos partidos. Un despropósito en contra de todos los otros árbitros que llamaron al torneo, y en especial con Franklin Congo e Ivo Méndez, quienes sin tener restricciones de neutralidad se quedaron esperando su oportunidad de dirigir en el cuadrangular final.
Una vez más resaltar aspectos increíbles de la Conmebol se hace más fácil de lo que debería. Las irregularidades afloran como los bosques en primavera y siguen mostrando que cada vez más nos adentramos en los caminos equivocados
Meter arbitros mujeres en el futbol masculino no es buena idea.
ResponderEliminarPues ya es una realidad
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