12/14/2013

Análisis y Comentarios: Copa Sudamericana Finales

Ha terminado ya la Copa y Lanús es el campeón, sin embargo los arbitrajes de las finales no han sido tan impresionantes como se hubiese esperado de dos árbitros con mucha experiencia dentro de la Conmebol.
Tanto Osses como Silvera sabían, antes de este reto, que era dirigir una final en Conmebol; ambos habían dirigido en temporadas pasadas las finales de este certamen, por lo cual un revisionismo o una falta de experiencia no es excusa para sus actuaciones: ambos sabían a que se enfrentaban. 

Silvera, dentro de la Conmebol, no puede aspirar a mucho más. Ya ha dirigido en Copa América y tiene a su nombre infinidad de juegos importantes, por lo cual una final de estas es un reconocimiento a la constancia y su esfuerzo, a pesar de sus problemas físicos y la desilusión de no poder ser parte de la Copa Mundial en Brasil el próximo año. Su desempeño fue bueno, pero hasta ahí, no brilló y sí alcanzó a dejar dos jugadas polémicas que mencionaremos dentro de unas líneas más. "El perro", como le apodan, empezó muy a su estilo, pitando contactos sin exagerar y sin perdonar la primera amarilla, esta tarjeta que le permite sentar un límite y dar un mensaje bastante claro a los jugadores: "este es el máximo que permito, cualquier otra cosa tiene su sanción". Así transcurrió el primer tiempo y casi todo el segundo, hasta que Mauricio Espinosa indujo un error determinante para el partido. Espinosa, el mismo de la mala suerte en Sudáfrica, levantó su banderín señalando una falta cercana al área de Lanús; la jugada era lejos de su zona de responsabilidad, y tenía a Silvera mucho mejor ubicado para apreciar la acción. "El perro", antes, había realizado un gesto inequívoco indicando que no había nada, pero ante la señal de su asistente se vio obligado a decretar la infracción. Como esto es fútbol, y el oficio de los hombres de negro es ingrato, de esa acción surgió el empate del Ponte Preta, un 1-1 a que dejaba abierta la serie para la vuelta. Después de eso el partido exigió más de Silvera, los jugadores protestaron mucho más y Roberto se vio obligado a hacer un despliegue más amplio para mantener todo bajo control, al final solo una pequeña mancha más, una falta bastante fuerte, en forma de plancha directo al tobillo del adversario, Silvera la resolvió con amarilla aunque una tarjeta roja hubiese sido más adecuada. Durante la final también caímos en cuenta que, este fue el último partido internacional de Marcelo Costa, último asistente que quedaba como internacional desde el siglo pasado, mención para él, quien se retira a los 45 años de edad. 

El partido de vuelta estuvo a cargo del chileno Enrique Osses, que venía con un bulto bastante grande en su espalda después del escándalo en la final del año pasado. Osses se enfrentaba a la última fecha de Conmebol antes del Mundial, y probablemente esta sería su carta de presentación para esa temible elección que Busacca deberá realizar por allá en mayo del próximo año. Enrique empezó el juego con una aproximación bastante amigable, a pesar de transmitir un nerviosismo en su cara antes de inicio del partido, con una gran seriedad, como antagonizando el gesto de Irmatov tomando agua y riéndose con los jugadores antes del partido inaugural en Sudáfrica 2010. Durante el partido estuvo un poco desajustado, las amonestaciones fueron en su mayoría correctas, aunque se evidenciaron un par de errores no habituales en él en la detección de faltas. Es para destacar que siempre intentó calmar a los jugadores, dialogando un poco antes de mostrando la tarjeta, pero, como buen árbitro estricto que es, expulsando al técnico del Ponte Preta sobre el final de la primera mitad por una protesta desde el banco, un contraste un poco grande. Debido a la superioridad de Lanús el partido se desarrolló con la misma tónica, sin llegar a complicar al chileno que mostró el mismo matiz inseguro de ese primer juego en la Copa Confederaciones entre Italia y México, aspecto a mejorar urgentemente si desea llegar a dirigir más que primera fase en el mundial el próximo año.

Un comentario final sobre el año vendrá más adelante, posiblemente la próxima semana, pero seguro que este no fue el año de los árbitros consolidados, fue mucho más un año donde destacaron las oportunidades para los árbitros jóvenes y varios de ellos la aprovecharon.

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