Aplaudo de pie la decisión de los árbitros mexicanos de no dirigir, exigiendo sanciones acordes al reglamento, ante las agresiones que sufrieron por parte de Aguilar y Triverio.
No solo debería ser suficiente recordar que el futbol profesional es un espejo para niños, jóvenes y adultos que juegan fútbol en todo el mundo. Y solo basta estar un poco enterado del tema para saber que cada fin de semana hay árbitros agredidos en categorías donde son invisibles salvo que la tragedia sea de proporciones colosales. Esta protesta de los árbitros profesionales está mandando más de un mensaje claro que se va a replicar y favorecer a muchos árbitros que no actúan a nivel profesional: "exigimos ser respetados", "no vamos a permitir más actos violentos".
Más allá de los errores que puedan suceder, así algunos sin prueba alguna difamen diciendo que son tendenciosos a propósito, exponer la integridad física y legitimar las agresiones es un acto absolutamente inaceptable.
Espero, y estaremos pendientes para denunciarlo acá, que esta protesta no traiga consecuencias para quienes la encabezan. Ellos están ejerciendo su legítimo derecho a la protesta ante un atropello de los jugadores legitimado por la comisión de disciplina con sus débiles sanciones.
Claramente todos queremos que se juegue al fútbol, pero es más importante que se haga en un ambiente de respeto por todas las partes.
Los árbitros están dando el primer paso, ahora es turno de los dirigentes y jugadores de reflexionar para cambiar un mal ambiente que se vive en el fútbol mexicano, donde las lesiones por actos que rayan en lo desleal se convirtieron en pan de cada día.
Desde acá lamentamos profundamente la muerte de Aníbal Maño Ruiz, nuestras condolencias a familiares y amigos.
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